Castillos roqueros
Tras la conquista de Jaume I, las tierras de la Serra se repartieron entre el rey, sus caballeros y la Iglesia, estableciéndose nuevas formas de organización territorial. Para defender la isla de posibles ataques árabes, los cristianos establecieron una red de torres, atalayas y castillos. Así se consolidaron las fortificaciones más importantes: el Castell de Rei (Pollença) y el Castell d’Alaró, castillos roqueros establecidos en puntos clave de defensa ya existentes en época romana, y que los musulmanes habían convertido en fortalezas.
Siglos después, estos castillos sirvieron a los partidarios del rey Jaume III de Mallorca para defenderse de la invasión de Pedro IV de Aragón, que supuso la reintegración del reino independiente de Mallorca a la confederación catalano-aragonesa.
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Castillo de Alaró
Esta fortaleza se recorta en la cima del Puig de Alaró, a 822 m de altura, edificada aprovechando la inaccesibilidad natural de la peña. Desde arriba se vislumbra todo el Pla de Mallorca, desde la bahía de Alcúdia a la de Palma, lo que explica por qué fue un lugar clave para controlar la Serra de Tramuntana. En el s. X la población indígena resistió aquí la invasión musulmana durante más de ocho años, y en el XIII fueron los árabes quienes soportaron en este enclave el asedio catalán. -
Castillo del Rey
Al norte de Pollença se encuentra esta fortaleza aislada que domina el paisaje desde 500 m de altura, mientras a sus pies el mar se estrella contra acantilados verticales inaccesibles. Desde aquí los árabes resistieron el envite de las tropas cristianas durante siete años, tras los cuales pasó a manos del rey Jaume I. En el s. XVI se utilizó como lazareto para alojar a los posibles contagiados por la peste, y posteriormente se integró en la red de vigilancia.
Consorcio Serra de Tamuntana
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